Este contenido fue publicado en16 agosto 2024 – 16:25
Susana Madera
Quito, 16 ago (EFE).- En un paradisíaco rincón de Ecuador, 79 niños de poblados de escasos recursos económicos han encontrado una ventana abierta hacia un futuro diferente, gracias a un campamento de inglés organizado por un estadounidense de 17 años, que ha tomado el idioma como pretexto para unir culturas, afrontar el racismo, cuidar el medio ambiente e inspirar a cumplir sueños.
Todo comenzó en 2021 con 13 niños de entre 8 y 13 años seleccionados por los profesores de su escuela en la localidad de Pablo Arenas, en la provincia ecuatoriana de Imbabura, para participar durante una semana en un campamento ideado por Matthew Jalili, cuando tenía 13 años.
Conforme pasaron los años, aumentó el interés por el campamento y en su cuarta edición, cumplida este agosto, participaron 23 niños de las localidades de Pablo Arenas, La Victoria y Cahuasquí, cercanos a la comunidad ‘Montaña de Luz’, que acoge a los niños gratuitamente.
«Nuestro objetivo es enseñar inglés, darles más oportunidades, pero también queremos que los niños se conozcan» y se reconozcan desde pequeños como iguales en una región, donde la población afro ha sufrido actitudes racistas, dijo Jalili a EFE.
Y es que los menores participan en igualdad de condiciones en los talleres coordinados por la firma de educación internacional ‘Xplorer’, y las clases guiadas por el profesor voluntario estadounidense Andrew Tulman y su hija Ariana, apoyados por jóvenes ecuatorianos y ciudadanos suecos.
Respeto a la naturaleza
Más que una simple experiencia educativa, el campamento se ha convertido en un faro de inspiración y empoderamiento a los menores, muchos de los cuales jamás han salido de sus pueblos y que, por medio del campamento conocen de otras culturas, costumbres y empiezan a soñar con nuevas oportunidades para su futuro.
El inglés «abre muchas puertas para trabajar y para la economía», dijo Jalili al comentar que si a futuro los menores emprenden algún negocio, pueden conectar fácilmente con organizaciones de EE.UU..
Y por eso, Jalili, que vive en Estados Unidos, quiere que el campamento sea sólo el inicio de un «enamoramiento» con el idioma, y para ello han regalado a cada niño una ‘tablet’, con la idea futura de dictar clases en línea para que los menores practiquen el idioma.
Jalili insiste en que el inglés les ayudará a tejer lazos con el extranjero, abrir oportunidades de estudio, soñar con emprender sus propios negocios e, incluso, incentivar el turismo foráneo en sus pueblos, generando recursos económicos para mejorar su calidad de vida.
Pero va aún más allá: en el campamento también reafirman el respeto a la naturaleza, pues se desarrolla en la ‘Montaña de Luz’, un hogar de eco-espiritualidad que se levanta en lo que era una agreste loma y que ahora es un gigantesco jardín lleno de coloridas flores, plantas frutales, palmeras y orquideas, entre otros.
«Los niños aprenden cómo respetar las plantas, los jardines, la montaña», aseveró al comentar que los menores también se convierten en creadores de vida al sembrar su propia planta y, además, reciben explicaciones sobre la flora del jardín botánico de la ‘Montaña de Luz’, un refugio de vida silvestre con cientos de plantas y más de un millar de orquídeas, en una zona por donde corren libremente conejos silvestres.
Un trabajo de hormiga
Apoyado por su familia, Jalili ha desarrollado un trabajo de hormiga en su natal New Jersey para apoyar a los menores. Junto a compañeros de clases creó un club para reunir fondos y recaudó cerca de un millar de libros de inglés, que ahora alimentan la biblioteca de la escuela de Pablo Arenas, donde más pequeños pueden acercarse al idioma de una manera lúdica.
Jalili destaca el encuentro entre culturas que propicia el campamento pues también es un espacio de expresiones artísticas donde, por ejemplo, ha visto el baile en el que mujeres equilibran botellas sobre sus cabezas al ritmo de una alegre música, algo típico de la zona.
El campamento ha tendido ya lazos entre las comunidades, pues Jalili ha constatado que niños de distintos pueblos han dejado de ser desconocidos entre sí y ahora se tratan como «compañeros», una unidad gestada en un aprendizaje del inglés basado en el respeto y que se ha propagado también a los adultos de los pueblos.
Jalili recuerda que la madre de una niña le regaló un pastel decorado con las palabras «Thank you» (Gracias en español), un gesto que demostró que en un mundo donde las barreras lingüísticas y culturales a menudo dividen, campamentos como el de la ‘Montaña de Luz’ se convierten en un ejemplo de cómo la educación y la colaboración pueden construir puentes y abrir puertas hacia un futuro más prometedor para todos. EFE
American youngster leads a camp that inspires dreams and promotes equality in Ecuador
This content was published on August 16, 2024 – 16:25
Susana Madera
Quito, Aug 16 (EFE). – In a paradisiac corner of Ecuador, 79 children from towns of low economic resources have found an open window towards a different future, thanks to an English camp organized by a 17 year-old American who has taken the language as a means to join cultures, confront racism, take care of the environment, and inspire the fulfillment of dreams.
Everything started in 2021 with 13 children between the ages of 8 and 13, selected by their schoolteachers in the locality of Pablo Arenas, in the Ecuadorian province of Imbabura, to participate for a week in a camp conceived by Matthew Jalili when he was 13 years old.
As years went by, the interest in the camp rose and its fourth edition, which took place in August, was attended by 23 children from Pablo Arenas, La Victoria and Cahuasqui, localities near the community ‘Montana de Luz’, which is visited by children at no cost.
“Our goal is to teach English, give little ones more opportunities, but also we want them to meet each other” and they recognize themselves as equal, in a region where the African population has suffered racial discrimination, said Jalili to EFE.
They participate in equal conditions in the workshops coordinated by the international educational firm ‘Xplorer’, and the classes guided by the volunteer teacher Andrew Tulman and his daughter Ariana, supported by Ecuadorian youngsters and Swedish citizens.
Respect for nature
More than a mere educational experience, the camp has become a lighthouse of inspiration and empowerment for the little ones, many of who have never gone out of their towns and, by means of this camp, get to know other cultures, customs, and begin to dream of new future opportunities.
English “opens many doors to work and for the economy” said Jalili when commenting that if in the long run the little ones start any business, they can easily get in touch with organizations in the USA.
This is why, Jalili, who lives in The United States, wants the camp to be the beginning of a “falling-in-love” with the language, and for this, they have given a tablet to every kid, with aims to teaching online so that they can practice the language.
Jalili insists that English will help them forge bonds of friendship with the foreigner, open study opportunities, dream of starting their own businesses, and even encourage foreign tourism into their towns which will generate economic resources to improve their quality of life.
But it goes even further: in the camp, they also reaffirm the respect for nature, given that it is carried out at ‘Montana de Luz’, a home of eco-spirituality which rises up in what used to be a rough hill and is now a giant garden full of colorful flowers, fruit plans, palm trees and orchids, among others.
“The children learn about respecting plants, gardens, and the mountain” he affirmed when commenting that the little ones also become creators of life when they sow their own plant, and, besides, they are explained about the flora in the botanic garden at ‘Montana de Luz’, a refuge of wildlife with hundreds of plans and over a thousand orchids in a zone where wild rabbits run freely.
An “ant” work
Supported by his family, Jalili has developed an ant work in his native New Jersey to support the little ones. Along with his classmates, he created a club to gather funds, and he collected about a thousand English books which now supply the Pablo Arenas school library where the little ones can approach the language in a fun way.
Jalili highlights the meeting among cultures that the camp promotes since it is also a space for artistic expressions where, for example, he has seen the dance in which women balance bottles on their heads to the sound of upbeat music, something typical of the zone.
The camp has already built bridges among the communities since Jalili has confirmed that children from different towns have stopped being strangers to each other and now look at each other as “friends”, a relationship produced in the learning of the language based on respect and which has spread also to the adults in the towns.
Jalili recalls that a mom gave him a cake decorated with the words “thank you”, a gesture that demonstrated that in a world where the language and cultural barriers divide, camps like the one at ‘Montana de Luz’ become an example of how education and cooperation can contribute to building bridges and opening doors towards a more promising future for everyone. EFE